UMA OPINIÃO
Ganas de esperar
por Antonio Burgos
in El Mundo 15-03-2004
“Espero que a este paso no tengamos que ir todos en manifestación, con las pancartas de «Aznar culpable» por delante, a pedirle perdón a ETA por haber dudado alguien aquí un solo momento de su honorabilidade, de su humanitarismo y de sus sentimientos.
Espero que alguien se tome el trabajo de investigar por qué Otegi sabía tan temprano que habían sido los que habían sido y no habían sido los que no habían sido.
Espero que Otegi, que se lo sabe perfectamente, facilite al Ministerio del Interior el número de teléfono de la centralita de ETA para que, en ocasiones semejantes, se puedan dirigir, como él, directamente a la adecuada fuente de información.
Espero que alguien se tome el trabajo de recordar que Ibarretxe, y a las mismas horas, dijo exactamente lo mismo que dijo Acebes a las mismas horas.
Espero que me explique alguien por qué ante la sede del PNV, habiendo dicho Ibarretxe lo que dijo, no fue convocada manifestación espontánea alguna a favor de – cómo és? – ha, sí, la paz, la verdad y no sé qué más.
Espero que me digan alguma vez por qué lo que hace Television Española es manipulación y por qué eso mismo, pero más recargado de bombo y de platillo, emitido por Canal Sur Televisión, o por Euskal Telebista, o por TV3, es una lección de objectividad institucional en un medio público de información.
Espero que Luis Rojas-Marcos o Manuel Trujillo, los psiquiatras españoles residentes en Nueva York me expliquen por qué cuando el 11-S nadie culpó a Bush de los muertos de las Torres Gemelas y aquí han echado sobre Aznar la sangre de los trenes de Atocha. Y que de paso me digan cómo lo que unió a Estados Unidos ha sido precisamente lo que ha desunido a España.
Espero que alguien recuerde que hace muchísimo tiempo que estamos comprometidos con la guerra de Oriente Próximo, y que ele primero que nos metió de hoz e coz en la guerra en Irak, cuando la primera crisis del Golfo, al lado de los americanos, fue Filipe González, cuando mandó la fragata Santa María no con soldados profesionales, porque no tuvo arrestos para suprimir el servicio militar, sino con marineritos de reemplazo cuyas novias lloraban e lloraban al despedirlos en Rota.
Espero que alguien, tras tantas perplejidades, piense que España entera, con el luto, ha estado tres días enteros, tres, sin tener programas del corazón en las televisiones y que no sólo no ha pasado nada, sino que la moral colectiva ha salido robustecida.
Espero que alguien haya tomado las medidas oportunas, tras oír a Alfonso Guerra decir impunemente al salir de votar que hemos estado ocho años en manos de una pandilla de mentirosos.
Esperaba estas cosas mientras aguardaba el resultado de las elecciones. Una vez conocido, reconozco que son ganas de esperar las mías.”